Efectos psicológicos de la soledad

La soledad es una situación que a muchos nos puede llevar a hacer cosas insospechadas o a sentir nostalgia por otras. Un efecto de la soledad es el deseo de comer compulsivamente y desear platillos de la casa materna.

¿Quién no ha llegado a sentir nostalgia por la sopita de fideo preparada por mamá, o sus deliciosas flautas de pollo cubiertas con crema y acompañadas con lechuga picada, todo esto acompañado por una refrescante agua de limón?

Lo peor de todo es que si vamos a un restaurante donde sirvan todo esto, no nos sabrá igual. ¿Por qué?

Tal vez resida en los ingredientes, o en el clásico “amor de mamá”, ese condimento especial que no tiene comparación, pero lo cierto es que no se come tan rico en ningún lugar como en la casa materna.

Pues bueno; resulta que el Departamento de Psicología de la Universidad de Búfalo hizo un estudio muy interesante sobre el tema: se dedicó a aplicar una especie de encuestas en las que se les pedía a los participantes que escribieran sobre lo que les causaba más placer cuando se sentían solos. Se descubrió que la mayoría de ellos mencionaron varios platillos caseros o que eran preparados en sus familias.

“Por el estómago se llega al corazón”, dicen por ahí, y todo parece indicar que hay una conexión emocional en este tipo de asociaciones que hacemos, puesto que la comida casera parece mitigar la soledad porque nos recuerda a nuestra familia y, más concretamente, a nuestra madre o quien haya jugado ese rol.

Es muy común, por ejemplo, que cuando alguien se va a vivir lejos de su familia, más tarde, cuando se comunica con ésta, comienza a pedir que le pasen la receta de tal o cual platillo, para poder prepararlo tal y como se acostumbra en el seno del hogar.

Ante ello, la única advertencia que nos queda por hacer, es que procure usted evitar los excesos, y no caiga en la costumbre de comer sólo para mitigar dicha nostalgia, so pena de rebasar el peso corporal adecuado.